


Merece una mención especial el concurso nacional de teatro en español, que se organiza en cada país y en el que participan todos los institutos con sección bilingüe
Teresa Muñiz, secretaria general de la Consejería de Educación en Sofía
Comenzó a trabajar en la Administración en 1989 como técnica de Empleo del INEM. Desde su ingreso en 1997 en el Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, ha desempeñado varios puestos como directora de Área de Objeción de Conciencia en Madrid, subdirectora adjunta en la Dirección General de Función Pública y en Ordenación Profesional de Sanidad, vocal de Recursos Humanos en Patrimonio Nacional y, desde 2007, subdirectora general de Recursos Humanos de la Administración Periférica, hasta su nombramiento, en mayo de 2018, como secretaria general de la Consejería de Educación en Bulgaria.
Todo han sido facilidades para Teresa Muñiz y su perra Zoe, “una golden retriever muy alegre y sociable”, desde que llegaron a Sofía. “He tenido una gran acogida por parte de mis compañeros. Silvia y Juliana, dos compañeras búlgaras del departamento, se han volcado en facilitar mi adaptación”.
La compañía de Zoe le ha valido para hablar con la gente y a dominar, en búlgaro, detalles como la edad, el sexo y el carácter de los perros. “El idioma parece complicado por el alfabeto cirílico. Sin embargo, eso se aprende enseguida, ¡lo difícil es lo demás!”, ironiza la secretaria general de la Consejería de Educación en Sofía. “En la vida diaria se utiliza mucho el inglés”, puntualiza.
Del centro histórico de Sofía, Teresa Muñiz destaca la catedral de san Alejandro Nevski, la llamada Iglesia Rusa, la plaza Serdica –“rodeada de edificios oficiales de la época soviética y en cuyo subsuelo están las ruinas romanas de la ciudad”–, o el edificio de los baños. “No hay que perderse tampoco la Galería Nacional de Arte y el Teatro Nacional Ivan Vasov, y pasear por la calle peatonal Vitosha”, añade.
Su adaptación a la gastronomía búlgara ha sido rápida: “Me encantan la ensalada ‘shopska’, con tomate, pimiento, pepino y queso sirene, que es el típico de aquí; y el ‘tarator’, una sopa fría de pepino y yogur”. Sin olvidarse de la ‘banitsa’, “una especie de empanada de pasta filo rellena de queso, buenísima”.
El nivel de vida en Sofía, asegura, “es algo más bajo que en España. Se nota en la compra diaria, en los precios de los pisos y en la hostelería”.
Respecto a su trabajo, afirma que el principal programa de la Consejería de Educación en Bulgaria es el de las llamadas Secciones Bilingües. Gestiona 14 en el país, más nueve en Rumanía y siete en Hungría, con 42 profesores españoles y más de 5.000 alumnos en total. "Merece una mención especial el concurso nacional de teatro en español, en el que participan todos los institutos con sección bilingüe”.
Más allá de Sofía, aconseja descubrir otras zonas de Bulgaria. “Es imprescindible la visita al monasterio de Rila y a la ciudad de Plovdiv, con muchos restos romanos y un precioso barrio con la típica arquitectura búlgara”. Pero también recomienda visitar ciudades como Veliko Tarnovo, la antigua capital, o Varna, en la costa del mar Negro.
Respecto a su idiosincrasia de los búlgaros, afirma que “lo que más me ha llamado la atención es su amor por las tradiciones, como el recibimiento con el pan ‘pita pogacha’, todo un gesto de hospitalidad”.
Otra apreciación de Muñiz es que “aunque parecen algo reservados, les gusta mucho salir y celebrarlo todo: ¡Si hasta te felicitan por el corte de pelo o la compra de ropa nueva!”.
Merece una mención especial el concurso nacional de teatro en español, que se organiza en cada país y en el que participan todos los institutos con sección bilingüe