


Pablo Fernández Berrocal, catedrático de Psicología

“La escuela está aletargada y dormida”
Pablo Fernández Berrocal es catedrático de Psicología en la Universidad de Málaga, donde es director –y fundador– del Laboratorio de Emociones. Autor de numerosas publicaciones sobre este tema, considera que las emociones no se educan en nuestras escuelas. “Y esto es muy grave –dice–, porque es una cuestión indispensable para sobrevivir en el siglo XXI”.
En pocas palabras, ¿cómo definiría la Educación Emocional?
La Educación Emocional está centrada en desarrollar nuestras capacidades para aprender de las emociones, adaptarnos a nuevas situaciones emocionales personales e interpersonales y ser capaces de usar nuestro conocimiento emocional para cambiar nuestro entorno con éxito y conseguir un mayor bienestar personal y social.
¿Están suficientemente desarrollados en la escuela conceptos o habilidades como la empatía, la intuición, la creatividad o la capacidad de adaptación? ¿Se educan las emociones?
La escuela actual solo educa las emociones de forma accidental, pero sin una planificación adecuada. No está, salvo excepciones, en el BOE y lo que no figura en el BOE es solo utopía y, en el mejor de los casos, buenas intenciones, actos heroicos de los educadores. En definitiva, las emociones no se educan en nuestras escuelas. Y esto es muy grave, porque no solo es importante, es indispensable para sobrevivir en el siglo XXI. La enseñanza de la inteligencia emocional en las escuelas no es un lujo, es una necesidad. La evidencia científica nos muestra que la educación de la inteligencia emocional, utilizando programas adecuadamente validados e implementados, tiene efectos beneficiosos en diferentes ámbitos tan importantes como la salud física y mental, el consumo de drogas, las relaciones interpersonales y la conducta agresiva o el rendimiento académico del alumnado. Con esta evidencia científica no se entiende que el Estado y las diferentes administraciones no lo asuman de forma inmediata. Es una irresponsabilidad institucional incomprensible con consecuencias terribles para nuestro futuro.
¿Se puede decir que la escuela forma a nivel de conocimientos, pero no “prepara para la vida”?
La escuela y el sistema educativo, en general, incluida la universidad, enseña de espaldas al siglo XXI, no nos prepara para los grandes retos que están surgiendo. La escuela está aletargada y dormida, como si los cambios vertiginosos de nuestra sociedad estuviesen ocurriendo en otro planeta.
¿Podría precisar cómo es un alumno o alumna “emocionalmente” estable?
Un alumno o alumna emocionalmente inteligente es la persona que tiene la capacidad para dirigir las emociones que se presentan en su vida personal y académica de una forma estratégica y planificada. En este sentido, la inteligencia emocional es una habilidad que nos permite percibir, comprender y regular las emociones propias, pero también las de los demás. Lo ideal es tener estas habilidades emocionales tanto en los ámbitos personal como social, aunque no siempre se dan en la misma persona en la misma proporción y de forma equilibrada.
¿Problemas de rendimiento académico o de adaptación al entorno escolar pueden tener su origen en desórdenes en este terreno?
Las investigaciones sobre neurociencia y psicología de los últimos 25 años han demostrado que la educación emocional en los colegios es un factor protector de aspectos tan relevantes para la vida como la salud física y mental, el funcionamiento social y también del rendimiento académico. En concreto, los alumnos/as que han recibido una educación en IE adecuada y con programas bien implementados disfrutan de una vida socio-familiar y académica de mayor bienestar y calidad; al estar más equilibrados emocionalmente rinden también más y mejor en el ámbito académico desde la infancia.