“El aprendizaje del siglo XXI no se entiende sin la tecnología”, advierten los expertos. Por eso la escuela vive una formidable transformación, un proceso donde la apuesta segura es el desarrollo de destrezas, competencias y habilidades, más importante que adquirir conocimientos. “En 2030, la mitad de los puestos de trabajo que hoy existen habrán desaparecido y tendremos que cambiar a nuevos empleos”. Lo dice Anant Agarwal, máximo responsable de edX, la plataforma de cursos MOOC del MIT y Harvard. En su opinión, “el aprendizaje de por vida y la mejora de las competencias son el futuro del empleo y el futuro de la educación”. Francisco Ruiz Antón, director de Políticas y Asuntos Públicos de Google España, apunta en la misma dirección en un reciente artículo: “Las empresas, escuelas, instituciones públicas, sindicatos y demás organizaciones no podemos ser ajenas a la realidad de que, en los próximos 10 o 15 años, la automatización cambiará por completo muchos entornos laborales. Tareas que hoy son cotidianas ya no lo serán tanto”.
Y los datos les dan la razón. Solo en España se calcula que de aquí a 2022 se crearán 1,25 millones de empleos y un 90% de ellos precisarán al menos algún nivel de habilidades digitales. Lo importante ahora, explican los analistas, es que el alumnado se familiarice con esas herramientas de forma transversal, lo que le capacitará para desenvolverse en su futura vida laboral.
El aprendizaje de por vida y la mejora de las competencias son el futuro del empleo y el futuro de la educación
Saber hacer
“Hoy es más importante la capacidad crítica que la acumulación de conocimiento”, destaca Magí Almirall, director corporativo de Negocio Digital del grupo SM. “Saber hacer, saber dónde o saber cómo, jugará en un futuro un papel mayor que solo saber”. Este responsable editorial cree que “deberemos adaptar los currículos, crear nuevas dinámicas de aprendizaje que proporcionen a las nuevas generaciones herramientas más que conocimientos. Las destrezas de todo tipo, digitales, pero también las destrezas personales y de trabajo en equipo y colaboración, van a ser retos destacados en la educación de los próximos años”.
Las experiencias en las aulas han crecido de forma exponencial en muy poco tiempo, al mismo ritmo que la sociedad digital. De hecho, los términos “nuevas tecnologías” o “TIC” llegan a resultar arcaicos. Ya no se habla del ordenador como herramienta básica de aprendizaje. Hoy, por ejemplo, hay centros en los que los alumnos tienen su propia tableta y la lección la activan a través de códigos QR, una especie de código de barras. En otros colegios se utilizan PC y tabletas, además de pizarras interactivas y proyectores.
También están los que disfrutan de conexión Wifi, que permite a los escolares manejar numerosas apps y herramientas para aprendizaje. Es tanta la variedad de iniciativas que la Comisión Europea ha puesto en marcha hace poco la herramienta Selfie, un recurso para la auto-reflexión de colegios e institutos en el continente en relación con la integración de las TIC educativas, detectar sus puntos débiles y diseñar una estrategia clara al respecto.
Hoy es más importante la capacidad crítica que la acumulación de conocimiento
Ecosistemas educativos
A la cabeza de esta innovación continua se sitúa sobre todo el mundo editorial. Así, en la feria SIMO 2019, celebrada en noviembre en Madrid, SM ha presentado el proyecto Educamos como “ecosistema educativo”, para dotar a la comunidad escolar –se desarrolla en más de 1.200 centros de nuestro país– no solo de herramientas de gestión, sino también para poner los últimos avances al servicio del aprendizaje.
En el proyecto “conviven contenidos digitales de las diversas editoriales, así como apps y soluciones educativas del mundo EdTech”, señala el directivo de SM. “Colegios e instituciones pueden configurar el ecosistema según sus necesidades e incluir las soluciones educativas que prefieran para dar así un servicio integral y personalizado”. Las familias pueden acceder a la app desde el móvil y los escolares trabajar los contenidos digitales desde sus PC y tabletas. “Por su parte, los profesores pueden usar los datos del ecosistema para personalizar el aprendizaje de los alumnos y ayudarles a potenciar su conocimiento”, apunta Almirall.
También en el SIMO se ha dado a conocer el informe Samsung Smart School 2018-2019, desarrollado con el Ministerio de Educación y FP y las comunidades autónomas y dirigido a alumnos de 5º y 6º de Primaria. De él se desprende que el uso de estas herramientas hace de los alumnos “sujetos activos de su propia educación” y les “acerca a los contenidos curriculares de una manera novedosa, utilizando el pensamiento crítico y aumentando su motivación a la hora de afrontar nuevos retos”. También se destaca que a mayores niveles de competencias se producen notas más altas en las cuatro áreas analizadas: Lengua, Matemáticas, Ciencias de la Naturaleza y Ciencias Sociales.
Aprendizaje por competencias
El congreso ITworldEdu 2019 reunió la pasada primavera en Barcelona a expertos de todo el mundo en innovación tecnológica dentro del ámbito educativo. El encuentro arrojó una serie de conclusiones y directrices a tener en cuenta a corto plazo en las escuelas, entre ellas, la necesidad de trabajar en verdaderos entornos de aprendizaje por competencias, que la robótica y el pensamiento computacional han de estar cada vez más presentes en las aulas y, sobre todo, que los docentes deben contar con la mejor formación en este ámbito, “ya que la tecnología debe liberarles de algunas tareas, para así poder atender de forma personalizada a los estudiantes”.
“El profesorado está completamente concienciado, y muestra de ello es el volumen de colegios, instituciones y profesores que se acercan a SIMO, señala Magí Almirall”. Desde su punto de vista, los docentes son una parte activa en este cambio, “participan en innovaciones educativas y están interesados en su formación y desarrollo”. Otros expertos creen que la formación docente es una asignatura pendiente en el sistema educativo español y no solo en el ámbito de la tecnología. Para el pedagogo y especialista en innovación Juanjo Vergara, gran parte de la formación que reciben los docentes es por iniciativa propia, lo que la hace muy desigual entre personas, centros e incluso niveles educativos.
“El gran desafío –dice– no es apostar por planes de formación en TIC desde las necesidades detectadas por las administraciones. Lo que realmente es necesario es que sean los propios profesores los que elaboren sus planes de formación desde su práctica diaria”.
Plan Integral de Digitalización
“La revolución digital no será posible sin la educación digital. La educación es el soporte básico para el desarrollo de la sociedad del futuro”, afirmaba la ministra de Educación y FP en funciones, Isabel Celaá, en un encuentro celebrado en la Universidad Menéndez Pelayo el pasado septiembre. Desde que se pusiera en marcha el proyecto Atenea en 1985 –de introducción del ordenador en la educación primaria y secundaria–, la apuesta de la Administración educativa en este campo no ha dejado de crecer. En España se han multiplicado las inversiones no solo en dotación de medios y equipos para los centros, sino también en formación docente. Un ejemplo de ello son los más de 6.000 profesores que han participado en los cursos tutorizados, cursos masivos abiertos online (MOOC) y experiencias abiertas y en línea programadas por el INTEF.
Lo último a este respecto es el Plan integral de Digitalización que el Gobierno quiere llevar a cabo con un presupuesto de 226 millones de euros, según ha anunciado la ministra Isabel Celaá. “Nuestro objetivo –ha señalado– es desarrollar una estrategia de digitalización en educación que será una de las palancas de la transformación económica y social del país”. La finalidad es que en 2021 esté completado un plan de conectividad de los centros educativos, que tendrán banda ancha ultrarrápida y redes inalámbricas en todas sus aulas; se impulsará la competencia digital del profesorado, el alumnado y los centros a través de un Marco Estatal de Competencia Digital y de la creación de la Escuela de Inteligencia Artificial en el Ministerio de Educación y FP.