Hay un dicho popular que sostiene que Alicante es la playa de Madrid; ciudad abierta y hospitalaria, es referente turístico tanto por su clima e infraestructuras como por su oferta cultural y de ocio. Por ello, durante todo el año el número de visitantes es muy elevado, una circunstancia que se refleja en este Servicio Provincial al que acuden mutualistas de toda España. Si los veraneantes tienen una necesidad, “los acogemos con los brazos abiertos”, enfatizan estos empleados públicos, que tienen un objetivo común: trabajar para la mejor atención al mutualista con convicción y profesionalidad. “Hemos ido creando la conciencia de pertenencia a una organización en la que cada uno es necesario para el éxito colectivo”, puntualiza el director provincial.
Un total de 17 funcionarios componen una plantilla bastante veterana, con una edad media de 56 años: 42 tiene la funcionaria más joven y 63 la mayor. El colectivo atiende a más de 49.000 mutualistas, el 44,4% de los cuales son hombres y el 55,6%, mujeres. El funcionamiento diario es similar al del resto de servicios provinciales, pero, al estar considerado como uno de los más grandes, desarrolla una alta actividad. Resulta significativo por su volumen el número de recetas y visados, así como las prestaciones dentarias y oculares. También se hace mención a la permanente actualización y puesta al día del colectivo, con cruces de datos, la gestión de incidencias del concierto sanitario y la gestión de la prestación farmacéutica, trámites que componen el eje principal de la actividad.
Accesibilidad y confort
Si era necesario adaptar la oficina a la normativa de accesibilidad para personas con discapacidad también lo era el bienestar de trabajadores y usuarios. “Lo primero que me planteé al tomar posesión fue la renovación de unas instalaciones con un alto grado de obsolescencia y falta de confort”, señala su director. El esfuerzo inversor durante seis años ha dado sus frutos, así, funcionarios y mutualistas pueden disfrutar de una excelente climatización e iluminación y los usuarios esperar su turno cómodamente sentados.
Como en el resto de oficinas, la labor principal es la de atención al público. Según explica Camarasa, “la capacidad de adaptación de la organización y sus trabajadores ha supuesto un alto grado de polivalencia y todos los puestos de atención al público atienden cualquier tipo de gestión”. Entre estos trámites están los relativos a personas jubiladas, muchas de otras provincias y con pocos conocimientos en el uso de las tecnologías digitales.
Nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías han sido claves y han incidido decisivamente en el funcionamiento de este Servicio Provincial. Muchos de sus integrantes recuerdan cómo se incorporaron a la Administración con máquinas de escribir manuales, papel de calco, télex, filminas y legajos. Pese a no ser nativos digitales, han asumido el objetivo de una gestión sin papeles. Y, aunque de forma más lenta, los mutualistas de más edad se incorporan poco a poco al uso de trámites digitales.

Carmen Dura e Isabel Pérez se incorporaron a MUFACE el 14 de abril de 1976, cuando la creación del organismo estaba punto de culminar. Años de esfuerzo entusiasta y con muy pocos medios, en agotadoras jornadas de mañana y tarde, entre montañas de papel durante las afiliaciones masivas iniciales. Su primer día de trabajo transcurrió en dos sillas de cocina de Galerías Preciados porque no había llegado el mobiliario. Y recuerdan esas primeras nóminas en metálico de 115 euros (unas 19.000 pesetas de entonces) que lo compensaban todo.
Estas funcionarias rememoran una lista de anécdotas interminable. Como la de un sobrino de un mutualista que se presentó para un trámite de afiliación. Y ante la pregunta de si su tío había cambiado de cuerpo, contestó perplejo: “Hace tres meses tuvo una operación de apendicitis, es la única modificación que yo sepa”. Hoy todavía sonríen al recordarlo.