REVISTA MUFACE. Nº 254. PRIMAVERA-VERANO 2023
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Área de mayores

Alternativa de vivienda para la jubilación

Cohousing: un proyecto de vida en común

Miguel Núñez Bello
Cohousing: un proyecto de vida en común

La convivencia. Un coste asumible. Mayor privacidad y autonomía. Vivir como en casa. Estas son las principales razones por las que las personas mayores, cada vez más, deciden envejecer en comunidad. Lo llaman cohousing, un neologismo para designar el modelo residencial de viviendas colaborativas. Un enfoque social donde las personas se unen en un proyecto colectivo con el objetivo de transformar su entorno y ellos mismos a medida que envejecen.

En este contexto hay más razones para pensar en un modelo más humanista de la atención integral centrada en la persona /comunidades: el porcentaje de aquellos que optarían por una residencia cuando su estado físico u otras circunstancias lo requiriera ha descendido al 26% en los mayores de 75 años. Y hasta un 56% no cree que pueda costearse una plaza en una residencia.

Si hablamos de vivienda y jubilación, un estudio de Mayores UDP ( Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España) reflejó que la opción mejor valorada por los mayores como alternativa de vivienda para la jubilación fue la del domicilio de residencia de los últimos años (8,9 sobre 10) ….seguida por el cohousing (5,1) Una opción que cada vez se conoce más (2 de cada 3 personas mayores - 64,6% - en 2015 ya habían oído hablar o conocían lo que era el cohousing).

El proyecto MOVICOMA fue el primero en España en estudiar el movimiento de vivienda colaborativa de mayores desde 2013. Daniel López Gómez, profesor de psicología social de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) y experto en innovaciones en el campo del envejecimiento y los cuidados tiene claro que “los proyectos de vivienda colaborativa suponen un cuestionamiento ético y moral de los clásicos “centros geriátricos”. En su opinión se ven como “entornos deshumanizados en los que se obliga a los residentes a convivir con personas que no conocen y en entornos que no han decidido”.

En referencia directa a la crisis de los cuidados, modelos de convivencia como el cohousing, dan respuesta a la necesidad de querer decidir dónde, con quién y cómo envejecer. A la idea de que las personas quieren seguir viviendo su vejez según su criterio, no el de los hijos y/o los profesionales. “Evitar la institucionalización, ya que se percibe que la vida en las esidencias es indigna porque no tienes independencia y control sobre la propia vida”, traslada López Gómez del estudio realizado.

La cooperativa Los Milagros en Málaga fue el primer proyecto de Cohousing en España (1991) . Más que la inquietud e iniciativa de un grupo de personas de profesiones liberales y funcionarios de diversos campos - Educación, Hacienda y Sanidad, especialmente- la motivación que les unió fue “negarse a aceptar los asilos que todavía existían en los años 90”. Así se dio forma a “un ideal colectivo y social para resolver los problemas de la tercera edad, organizando su vida en común con total autonomía e independencia de la familia. A esa unión se le quiso dar la forma de régimen cooperativo, sin ánimo de lucro y autogestionado”, recuerda Mari Paz Torres, en nombre del consejo rector de la residencia Santa Clara de Málaga.

Perfil de usuario

Sin embargo estas cooperativas son también una respuesta crítica a las políticas de envejecimiento en el hogar. En este sentido es la mujer la que tiende a dar más importancia a envejecer con autonomía. De hecho, “los senior cohousing son iniciativas promovidas por mujeres, también en España” recuerda López Gómez. Muchas de ellas motivadas - como aportan otros estudios – “porque las políticas de envejecimiento en casa son insatisfactorias para las mujeres mayores”, por eso promueven el cohousing. Entre las características sociodemográficas de las personas que se deciden por una vivienda colaborativa, el estudio que impulsó Movicoma a nivel europeo reflejó que el 51% tiene entre 65 – 75 años, el 60,8% son mujeres y un 53,7% de los usuarios están casados o en pareja. Percibiéndose también que el nivel formativo de las personas que está en este tipo de proyectos es bastante alto en relación a la media ( el 65% tiene estudios universitarios) la mayoría del sector de la educación, salud y social. Y un dato no menos relevante, el 75% vivía anteriormente en un bloque de pisos.

La inversión total de un proyecto de apartamentos cohousing como el de Convivir en Horcajo de Santiago (Cuenca) alcanza los 7.290.000 euros. Disponen de 66 apartamentos de entre 25 y 50 m2 y la aportación de los socios es entre 84.000 y 140.400 euros dependiendo del apartamento elegido. En el caso de la residencia Santa Clara, dispone de 76 apartamentos de 50 metros cuadrados, todos exteriores y mirando al mar “con capacidad para atender la demanda de más de un centenar de socios”. Entre los requisitos: ser mayor de 50 años e independiente para las Actividades de la Vida Diaria (AVD) Instrumentales y Básicas.

En cualquiera de los casos, la mayoría de los usuarios de cohousing senior valoran que las características del entorno (tanto físico como social) y el bienestar personal y social posibilita “una mejora de la autonomía personal, resiliencia, participación, sentido de comunidad, red de apoyo mutuo, reducción de morbilidad…” aprecian de un modelo residencial colaborativo y capacitante para un envejecimiento feliz”

Financiación y requisitos

El Plan Estatal para el Acceso a la Vivienda 2022-2025 tiene entre sus objetivos la promoción de esta modalidad residencial, algo que tendrán que implementar las comunidades autónomas. En concreto se especifica:

- Objeto del programa: fomento de la vivienda cooperativa en cesión de uso y otras soluciones residenciales modelo cohosuing.

- Requisitos para obtener la ayuda: deben ser promociones de alojamientos de nueva construcción, así como las promociones de modalidades residenciales tipo cohousing, que vayan a ceder en uso o destinar al arrendamiento durante un plazo mínimo de 20 años. Se incluye la rehabilitación de edificios.

- Cuantía de la ayuda: ayuda proporcional a la superficie útil, tanto privativa del alojamiento o vivienda como de espacios comunes y de interrelación, de hasta un máximo de 420 euros por metro cuadrado de superficie útil. “Mientras que en un préstamo para la compra de vivienda se tiene en cuenta a la persona solicitante, en un cohousing se mira de reojo a las personas concretas, pero es a la cooperativa a la que se financia”. Ante cualquier proyecto de co-vivienda se insiste en que no se trata sólo de financiar una construcción…sino de sostener la vida de una comunidad a lo largo del tiempo. Ernesto Cabello, presidente de la cooperativa cohousing Convivir, aprecia que “ la alternativa más en consonancia con lo que este movimiento supone es la inversión (lo denominamos aportación al capital social) ya que es la forma de apostar por un proceso de envejecimiento del que pretendemos ser protagonistas tanto individual como grupalmente. La aportación al capital social supone un paso de compromiso con el proyecto”. Por lo que la opción del alquiler, de forma mayoritaria, “no es lo más adecuado para formar el grupo humano, que es la esencia del cohousing o viviendas colaborativas”.

En el estudio de Viviendas para mayores que elaboró la Organización de Consumidores y Usuarios se hizo referencia al proyecto de cohousing “Tejiendo vida” en Valladolid. Cada partícipe deberá pagar una suma inicial de unos 40.000 euros por el derecho de uso, y los gastos mensuales rondarían los 900 euros, con todos los servicios y suministros incluidos. Aunque también existen otros proyectos construidos sobre suelo público en centros para 50 usuarios mucho más asequibles al no gestionarse de manera individual.

El proyecto de la residencia Santa Clara está destinado a “economías medias”. Para disfrutar de un apartamento se ha de ingresar una cuota de entrada ( no reembolsable ) y seis títulos de la Cooperativa , que se van revalorizando en el tiempo con el I.P.C.

“Se requiere tener 50 años cumplidos, estar en perfecto estado de salud mediante la aportación de un certificado médico, el DNI, la nómina de ingresos o copia de la declaración de la RENTA y seguro de deceso”.

Presente y futuro

Daniel López Gómez vislumbra que el cohousing, siendo “un nuevo tipo de infraestructura para una nueva tercera y cuarta edad” y en el que el 84% son cooperativas, deberá seguir dando una respuesta a “los problemas causados por la crisis de los cuidados y el individualismo institucionalizado que afecta al modo en el que entendemos la última etapa de la vida”.

Muchos sociólogos, gerontólogos, expertos en vivienda colaborativa o arquitectos coinciden en la necesidad de dar respuesta a si los inversores perciben que se está alterando el sector más estable en el mercado que marcaba el modelo residencial. “No se trata de modelos excluyentes sino complementarios” entiende Ernesto Cabello, ya que el modelo cohousing o de viviendas colaborativas “es una alternativa válida para determinado tipo de personas que tienen un interés especial de ser protagonistas de su proceso de envejecimiento vivido grupalmente. No pretende excluir a las residencias tradicionales, que siguen siendo necesarias para muchas personas mayores”.

El arquitecto, gerontólogo y cofundador de la Asociación Jubilares, Javier del Monte, propone otra reflexión. Habla de la inteligencia colectiva llevada a una manera de envejecer. “Necesitamos un entorno donde haya un equilibrio entre reto y apoyo siempre en función de mis competencias que son cambiantes con el tiempo”, sostiene para entender que en estos tiempos de individualismo se nos ha olvidado esa forma de apoyo que es la comunidad. “Y que paradójicamente es la que nos permite que tengamos mayor autonomía personal”.

Fotografías
Cohousing: un proyecto de vida en común 02

“El cohousing se revela como entorno capacitante para un envejecimiento con calidad de vida, derechos y oportunidades” sentencian muchos expertos.

Pilar Rodríguez.
Presidenta de la Fundación Pilares.

Pilar Rodríguez, Presidenta de la Fundación Pilares

“El coste no es el determinante para irse a un cohousing”

Es licenciada en Filosofía, gerontóloga y presidenta de la Fundación Pilares para la Autonomía Personal desde el año 2011. Ha formado parte de la junta directiva de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Desde 2008 hasta 2010 fue Directora General del IMSERSO.

¿De qué manera el modelo cohousing contribuye a que las personas mayores puedan disfrutar en plenitud de sus derechos y del respeto a su dignidad?

De una manera muy importante porque los cohousing que hay en España no han sido promovidos por ninguna Administración pública como suele suceder con una residencia u otro tipo de alojamiento. En el caso del cohousing han sido las propias personas mayores las que libremente decidieron comenzar ese proyecto de vivir juntos. A medida que hay más iniciativas de este tipo se va comprendiendo mejor.

Las residencias para personas mayores no son la opción preferida para los usuarios. ¿Estamos ante un modelo en decadencia?

Si hablamos de una residencia tradicional en la que prima la visión paternalista y asistencialista donde son los propios profesionales los que deciden por la persona, eso está en decadencia y realmente es irreversible que hay que cambiar el modelo. Es decir, si yo porque necesito cuidados tengo que prescindir de mi vida, mis gustos, y son otros – los profesionales de residencias- los que deciden por mí la hora a la que me levanto o me acuesto, qué como, con quién estoy…eso es absolutamente incompatible con el ejercicio de los derechos de las personas que tenemos todos.

¿En qué medida cree que el cohousing ha crecido debido al alto coste del modelo residencial tradicional?

No creo que tenga que ver con el coste económico porque las iniciativas que hay ahora son sufragadas, financiadas por las propias personas que se organizan para crear un cohousing. En las residencias convencionales lo que se hace es pagar una plaza con un precio mensual. En el caso del cohousing es organizarse en cooperativa, compro mi acción y tengo derecho de por vida a vivir en una casa. El coste no es el determinante para irse a un cohousing. No es más barato que irse a una residencia porque tienes que hacer una inversión inicial…aunque otra cosa es lo que luego te cuesta vivir. En España también vamos hacia este modelo de reconversión de las residencias tradicionales y rígidas tipo “hospital” donde es el equipo facultativo el que decide todo, empequeñeciendo a la persona, perdiendo su misma autoestima y la visión de un proyecto de vida.

Al final hablamos de humanizar los cuidados….

Hay que pensar en el respeto a la persona, en tener en cuenta sus opiniones. Antes se pensaba que la vida terminaba en la residencia. Y lo que necesita es unos determinados apoyos y cuidados para que su proyecto de vida no se rompa.

A largo plazo ¿cree que cualquiera de estos modelos puede ser la primera alternativa de vivienda para la jubilación ?

La primera alternativa donde queremos seguir viviendo cuando nos jubilamos es el domicilio de residencia de los últimos años. Otra cosa es que sea posible, pero debemos organizar los cuidados de otra manera. Las personas nos trasladan que no quieren irse a vivir con los hijos ni cargarles con el peso de los cuidados. Y otra realidad que percibimos es que hay un movimiento de desinstitucionalizar para favorecer el deseo de las personas de poderse quedar en su casa aunque necesiten cuidados y apoyos, pero profesionalizados. Creo que el objetivo de proyectos como el Cohousing es que faciliten esa atención integral, teniendo en cuenta las necesidades de la persona y centrado en ella para que pueda decidir sobre su vida.

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