



Juan Ocón, que ejerció en el cuerpo ejecutivo de Correos durante 40 años, ha conseguido reunir tras su jubilación más de 75.000 carteles de mano de cine, una valiosa colección que incluye desde los realizados para las primeras películas en blanco y negro hasta los que acompañan el lanzamiento de las cintas más recientes.
Para ser coleccionista se requieren unas habilidades muy concretas. Hay que trabajar con minuciosidad, con constancia y con pulcritud. Juan Ocón atesora esas destrezas, de ahí que haya conseguido crear una de las colecciones de programas de mano de cine más importantes de España. Su antigua profesión de cartero clasificador le ha ayudado sin duda a desarrollar esa metodología de trabajo que ahora nos presenta con orgullo.
Los carteles de mano –en ocasiones llamados programas, prospectos o afiches– se repartían en las salas de cine en los primeros años de la industria cinematográfica, cuando las productoras, distribuidoras y propietarios de las salas buscaban atraer al espectador y hacerle pagar una entrada. De hecho, estos afiches son una copia reducida de cartel cinematográfico, un recurso creado en los años 30 del pasado siglo para promocionar el naciente séptimo arte utilizando códigos, signos y símbolos que reflejaran el contenido y los aspectos fundamentales de una película, así como los nombres de los actores y actrices, del director o las frases o eslóganes asociados a la misma. Se puede decir que estos carteles son el antecedente de la publicidad cinematográfica tal y como hoy la entendemos. La mayoría de estos carteles, creados por artistas y dibujantes de renombre, tienen un denominador común: nos transportan visualmente a un momento histórico determinado y reflejan en cierto modo el movimiento artístico de cada época. Ese es el principal valor de la antología recopilada por Juan Ocón.
Ya antes de jubilarse, este funcionario –acaba de cumplir 71 años– era un apasionado del celuloide. En su blog lamemoriagraficadelcine.com señala que la primera vez que pensó en guardar un cartel fue a los 14 años. "Me gustaba tanto el cine que guardaba los folletos como si fueran un tesoro. Algunos los conservaba porque pertenecían a películas fascinantes, como West Side Story, cuyo cartel de mano, por cierto, también es fascinante".
Esta afición adolescente va cobrando fuerza con los años y, una vez jubilado y con el suficiente tiempo libre, Juan decide apostar por un proyecto más ambicioso. Acude a Madrid, visita tiendas de antigüedades y librerías especializadas en las que adquiere gran parte de su colección. Años después, con la llegada de internet, aumentan las expectativas, aunque no la calidad ni de los carteles ni de las películas que publicitan sus imágenes impresas. “Los antiguos diseñadores cartelistas –como Jano o Mac– eran verdaderos artistas que sabían captar la esencia de la película con elegancia y profundidad”, dice el coleccionista. “Pienso, por ejemplo, en Lo que el viento se llevó, una de las mejores películas de la historia del cine, que se presentó acompañada de un precioso cartel donde se percibe la pasión de los protagonistas, el miedo, los colores de la guerra..., en fin, la esencia de la cinta", señala con rotundidad. Por cierto, este cartel ha inspirado uno de los últimos bloques temáticos de su colección, "La Guerra de Secesión en el cine", que contiene ya 135 unidades.
El mundo de los carteros no se ha quedado fuera de la colección. Dentro del bloque ‘Correos y telégrafos’, Juan Ocón atesora mucho más de lo que esperaba: cerca de 400 carteles procedentes de todas las cinematografías del mundo
Esta ingente cantidad de carteles está agrupada por temas, 60 bloques en total. Por ejemplo, "La educación", "El tabaco" o "Las guerras y revoluciones", entre otros muchos temas. Algunos, como "La literatura y el cine", incluso cuentan con subcolecciones dedicadas a los autores clásicos españoles, a los premios Nobel, a los Cervantes... En total, el bloque guarda la nada despreciable cifra de 20.000 carteles.
Juan Ocón se declara satisfecho con lo conseguido, pero también dispuesto a seguir trabajando porque, como él mismo señala, "el cine es infinito". Así que anuncia una nueva sección, la dedicada a su muy admirado cine policiaco, y nos sorprende con un dato no por todos conocido. “¿Sabe cuál fue la primera película del género? Historia de un crimen, es del año 1901, y fue dirigida por uno de los pioneros del cine, Ferdinand Zecca”.